Embriagado de amor
vago por las noches,
frecuento los camellos
y las tertulias de los viajeros.
Flirteo con las buganvillas
y escupo en las marismas.
Apedreo con higos tu tienda,
donde descansas ebria de otro vino,
en sueños, te lleno el vientre de mi uva:
un inútil mosto que ya no fermentará.
lunes, 2 de abril de 2007
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