martes, 13 de marzo de 2007

Como el agua

La ignorancia del espíritu
acerca de su origen es misericordia
y solo Dios conoce la confluencia
que antecedió al estado del uno
antes de fragmentarse de la Conciencia.

La sabiduría del espíritu
es saberse parte de Dios, durmiente,
continuidad y ramificación del Eterno
síntesis impuesta por una Obra
que sólo el amor evoca en su doble origen.

Cada respiración de la amante
es un incendio del que alimenta
una hoguera en su interior, de comunión.
Con el diezmo de una aldea en ruinas
cubriré mis deudas, más puro que el agua.


Lo indecible ya no es propio
sino la finalidad del Eterno
que comunica la continuidad de la Esencia
más allá del límite de las faltas
que más de cien méritos no lavan

Cuando llegue la hora de dormir
no aplastes los piojos con tus sandalias
hasta aclamar a tu Maestro y la revelación
de ser insecto, cautivo para la Eternidad.

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