domingo, 18 de marzo de 2007

Paloma sensual

No hay dicha que supere a una sola tarde,
en el jardín amurallado a la sombra del olivo
al sonido de tu laúd que antecede al amor carnal.

Sólo el sueño que imagina el propio encuentro
supera en mucho a tal deleite y lo rebasa.
Sólo el dátil que no comí, calma mi ansia
o el agua que no derramé me consuela en mi sed.

¿Quién se sentirá abrumado, entonces
por la ausencia de un sueño inconsumado?.

Pues es en la ausencia donde la nostalgia,
desvela su rostro y opone el goce
al empalago y el desierto hincha sus pozos
y pone fin a la sal del exceso.


Te hice sueño y fuiste en él, ámbar
y en su resina, insecto cautivo.
Atrapada, inconsumada
del presente, que aun no es
icono sacrílego de mi reunión
con el Todo y con el Siempre.

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